jueves, 10 de diciembre de 2009

Mi nueva vida...

Nota: en el siguiente texto se menciona muchas veces la palabra vida, mil disculpas si la redacción es incomoda para quien se tome la molestia de leer esto.
Y los días son tan eternos y los dolores tan intensos, y la insolencia de las no palabras se hace presente, y la dureza de las miradas llegan al alma. No veo por dónde ni a dónde dirigir los esfuerzos, no entiendo al amor que años me ha arropado, no hay deseo, no hay paciencia, solo lamentos y desdichas.

Soy la esposa, la histérica, la que se convierte en victima a sí misma, la que no sabe cómo ser feliz y que no puede hacer feliz, soy la imperfección en persona.

Pero, también tengo esperanzas, quiero ser una buena madre, pero nunca más una buena esposa, no quiero relaciones emocionales con otros hombres, no con el hombre, sólo quiero ser madre, una buena madre, pero solo de mí hijo que es lo único que tengo en el mundo.

Hace mucho tiempo que pedía con el alma tener un hijo, y vivir por él, para él. En algún momento lo olvide, pero ahora lo recuerdo y no voy a dejar ese objetivo, voy a continuar mi preparación como profesional y como persona, con el fin de ser ejemplo de vida para mi bebé, no más.

No vale la pena emprender otros caminos de amor pasional, no vale la pena tener caricias carnales, simplemente no vale la pena, el dolor es inmenso luego de terminar, luego al empezar y después en la espera. No soy el tipo de persona que merezca una vida normal, ya lo sabía y también lo olvide.

Pero aún me queda las esperanzas de un mundo mejor para los que vienen detrás, para los que aún no nacen, para los que acaban de llegar, de mi parte haré lo que pueda, empezando por la libertad del hombre que es lo único que anhela, no mi libertad porque yo nunca lo he sido y nunca lo seré.

Estas no son palabras de desaliento o desamparo, son palabras de reorientar el camino, es aprendizaje, doloroso, pero aprendizaje a fin de cuentas, no espero que alguien me entienda porque solo yo conozco mis razones.

Quiero dejar de ser intolerante, quiero dejar de gritar y no sentirme ignorada, quiero respeto en mi vida y en la de los y las demás. Que no es que estén demás es que así se refiere a los y las que no son yo.

Deseo con toda el alma dejar de ser ignorante, pero el aprender se me da a golpes de la vida, con discusiones innecesarias y absurdas, tengo buenas y malas relaciones con la gente que me rodea, aún así quisiera que se me recordará de la mejor manera y no porque siempre estoy enojada o triste.

Anhelo dejar mis tristezas detrás, olvidarlas y volver a empezar sólo que no sé cómo. Quiero dejar este espacio pero no volver al origen, no quiero vivir en casa de mi madre porque ahora tengo una buena comunicación con los que ahí viven. No me siento segura con la idea de vivir con mi progenitor, que aunque lo amo, no es el bienestar en persona.

Económicamente no soy pudiente, he ignoro si algún día lo seré, pero sé que las rentas son caras y que no tengo nada para satisfacer las necesidades de mi querubín, no sé cuándo pueda hacerlo, pero lo he de lograr. Ya no puedo tomar decisiones por arranque de ira, de celos o malentendidos, ahora tengo que pensar en frío porque el amor por mi descendencia así lo requiere, racionalizar es la palabra correcta.

Mucho tiempo he dejado esta situación al tiempo, pero poco a poco me pierdo en éste. No tengo ni la energía ni las ganas para luchar por causas perdidas, al menos no por la que hoy me hace derramar lágrimas y doler el alma, nomás. Necesito estar bien, para hacer bien a los y las que cerca tengo.

A partir de hoy voy a cuidar de mí, como no lo he hecho antes, cuidaré de mi hijo como se merece, y procuraré darle todo el amor y lo necesario para la vida, para su vida, para una vida de alegría y oportunidades de alcanzar la felicidad.