A raíz del asesinato de Dana Lizeth
Lozano Chávez el pasado 5 de abril, la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
aceptó el paro activo que ha sido promovido, organizado y realizado por UNI
UNIDA, un colectivo universitario que surge por el hartazgo que provoca el
hecho de que la violencia permanente por décadas en Ciudad Juárez ha llegado hasta
la comunidad estudiantil. Entre las actividades del paro se realizó el taller
literario cartografía emotiva, espacio que trajo a flote un sentimiento
permanente en mi vida de mujer, pobre, prieta, flaca, ciudadana de a pie, y
además greñuda, características que me han mantenido en la vulnerabilidad desde
que era niña y hasta la fecha, y por lo cual me permití escribir lo que ahora
les comparto y por lo cual agradezco infinitamente al colectivo juaritos
literario del que participan docentes de la UACJ (mujeres) jóvenes amantes de
las letras y de esta caótica frontera, quienes fomentaron este sentimiento y del que llevaron una copia del primer
borrador para compartir en su página www.juaritosliterario.com, reconozco que
escribo desde los privilegios obtenidos durante mi adultez temprana que sin embargo
poco o nada garantizan mi vida.
CARTOGRAFÍA EMOTIVA
Soy flaca por los
genes zacatecanos, los de mi madre.
Mi cabello es largo
porque llevo en él los sentimientos del hombre, los de mi padre.
Soy juaritos porque
camino sus calles, es mi identidad.
Mi profesión es la Educación
porque es un arma de defensa sobre la desigualdad social.
Empecé a subir de
peso porque me llegó la edad.
Deje de ser ciudadana
de a pie porque me ganó la responsabilidad familiar.
Sume a la Educación,
la política pública y el urbanismo porque la violencia me rebasa cada día.
Corté mi cabello
porque se convirtió en un peligro… pero no pude arrancar mi piel.
Esto es respuesta a la anécdota que
recordé de mi juventud de inicio de los dos mil, donde amigos estudiantes de psicología
que conocí cuando era soricajera (pa no meter gol) me alertaban al cuidado de
mi persona porque mi fenotipo respondía al perfil de las mujeres que “desaparecían”
desde los noventa en esta ciudad, y de lo que bien recuerdo me aconsejaban que
no trenzara mi larga cabellera pues así era más fácil que los magos asesinos me
atraparan, digo magos porque desaparecen vidas, almas y familias y en su lugar
solo dejan dolor. Aprendí a través del miedo a cambiar mis conductas y estilo
de vestir, pero les juro que jamás he logrado quitarme este sentimiento de
dolor que la situación de la ciudad me produce.
CIUDAD JUÁREZ,
CHIHUAHUA A 11 DE ABRIL DE 2019