La
internalización del opresor o internalización de la opresión, se refiere a la
consecuencia de la dominación, por medio de la cual en una parte de la
población oprimida se producen admiración e imitación de las y los opresores,
hasta olvidar la identidad y el bienestar colectivos, convirtiéndose muchos en
verdugos de su propia gente. (Méndez, 2013, pág. 45).
9 de marzo
2020
Ciudad Juárez,
Chihuahua, México
En el texto senti-pesar el género, se presentan los
contenidos que son producto de reflexiones hechas en la última década por
comunidades de mujeres y hombres indígenas acerca de cómo viven en carne propia
el racismo, clasismo, sexismo y discriminación a raíz de los orígenes
genealógicos. En este compendio de experiencias Méndez (2013) recupera en la
base de sus análisis el papel preponderante que tiene la colonización de las
vidas y mentalidades, y lo presenta como la razón de la internalización de la
opresión como algo naturalizado en la vida de las personas y que ello hace que
se olvide la identidad y el bienestar de los colectivos y lo más duro del
argumento es cuando menciona que esto convierte a las personas en verdugos de
su propia gente.
Traer a colación
estas palabras es inevitablemente necesario porque así se percibe en las
expresiones cotidianas ante los eventos que se producen en Ciudad Juárez y en
general en México con motivo de la conmemoración de la lucha por los derechos
de las mujeres, en el marco de las actividades del 8 de marzo. En donde es
evidente que hay una incomodidad en algunos grupos sociales que expresan la
inconformidad de las formas de manifestación del gremio unido de feministas que
han tomado las calles y que en ocasiones “las expresiones no son correctas, o
son violentas” y que les hacen recriminar estas formas de hacer valer las voces
silenciadas por años, décadas, y siglos. Grupos que además exigen que las cosas
vuelvan a su cauce a través del cumplimiento de las obligaciones propias del
género femenino como lo es cuidar a otros, y trabajar duro y en silencio sin
solicitar el cumplimiento de los derechos humanos, de las mujeres y de la
infancia para el goce de una vida libre de violencia. Exigen que se vuelva a la
época en la que no se habla de derechos sexuales y reproductivos, en donde no
se castigue la falta de paternidad y ni se mencione el exceso de maternidad.
La falta de
solidaridad de unos y otros, la falta de sororidad de unas para otras son
síntomas de una sociedad altamente colonizada por el sistema patriarcal que no
hace más que violentar la vida de las mujeres y de las infancias que están en
el margen, y a quienes le siguen de cerca otros grupos en situación de
discriminación como los grupos de indígenas, migrantes y gente de la tercera
edad. Aquí la evocación que deja la lectura del texto senti-pensar el género es
hacia la construcción de nuevas formas de ver la realidad que aqueja en
general, es a soltar la opresión, a dejar de imitarla porque esa forma de ser,
ver, sentir, y expresar mata.
El ejemplo es claro,
hay gente que está interpretando su propia realidad y ello devela injusticias
ante las diferencias de cuerpo, clase, género o identidad sexual. Lo cual
provoca una reivindicación del cuerpo ante los derechos a una vida digna, esto
a través del desarrollo de nuevas habilidades para la vida y para la defensa de
ésta. Construir las explicaciones propias es dejar la colonización atrás y, aun
así, las secuelas de eso tardaran generaciones en sanar. Esta es una sociedad
enferma de poder y dolor. Un binomio infame que hoy hace que algunas mujeres
estén en el enclaustro para simular la vida sin ellas, un simulacro saboteado
por la ignorancia de unas y la opresión aceptada discursivamente de otras. Pero
que busca una mayor representación social, una red nueva de acciones en favor
de la vida para todas, incluidas las que aún no ven la injusticia, o que
sienten que el número de asesinadas todavía es bajo, son solo el 1% de la
población.
Finalmente cabe
destacar que, la opresión genera ganas de ser opresoras a las oprimidas. La
colonización es el nombre de este fenómeno social. Y sentí-pensar el género
tiene las evidencias de unas cuantas historias decolonizadas. También tiene otra
evidencia, en el texto se recupera el dato de que la descolonización “es una
necesidad política que ha estado en la agenda de lucha mucho antes que Walter
Mignolo[1]”
para los pueblos indígenas de Guatemala y del continente latinoamericano, lo
cual resulta en una prueba más que el patriarcado marca las pautas incluso de
las discusiones de quienes son minoría, viven el margen y son netamente
desfavorecidas en el ejercicio cooptado de los derechos a la vida libre de
violencia.
Referencias
Méndez Torres, G., López Intzín, J., Marcos, S., y Osorio
Hernández, C. (Coord.). (2013). Senti-Pensar el género: perspectivas desde los
pueblos originarios. México: Red Interdisciplinaria de Investigadores de los
Pueblos Indios de México, Asociación Civil (Red-IINPIM, A.C.), y Red de
Feminismos Descoloniales.
Mignolo, W. (2015). Sentir y pensar la decolonialidad
(antología, 1999-2014). México: Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
[1] Semiólogo argentino, estudioso de los temas de
coloniales. Hombre, blanco. Catedrático en las universidades de los Estados
Unidos.
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