jueves, 4 de mayo de 2023

9 de marzo y senti-pensar el género


La internalización del opresor o internalización de la opresión, se refiere a la consecuencia de la dominación, por medio de la cual en una parte de la población oprimida se producen admiración e imitación de las y los opresores, hasta olvidar la identidad y el bienestar colectivos, convirtiéndose muchos en verdugos de su propia gente. (Méndez, 2013, pág. 45).

9 de marzo 2020
Ciudad Juárez, Chihuahua, México
En el texto senti-pesar el género, se presentan los contenidos que son producto de reflexiones hechas en la última década por comunidades de mujeres y hombres indígenas acerca de cómo viven en carne propia el racismo, clasismo, sexismo y discriminación a raíz de los orígenes genealógicos. En este compendio de experiencias Méndez (2013) recupera en la base de sus análisis el papel preponderante que tiene la colonización de las vidas y mentalidades, y lo presenta como la razón de la internalización de la opresión como algo naturalizado en la vida de las personas y que ello hace que se olvide la identidad y el bienestar de los colectivos y lo más duro del argumento es cuando menciona que esto convierte a las personas en verdugos de su propia gente.
Traer a colación estas palabras es inevitablemente necesario porque así se percibe en las expresiones cotidianas ante los eventos que se producen en Ciudad Juárez y en general en México con motivo de la conmemoración de la lucha por los derechos de las mujeres, en el marco de las actividades del 8 de marzo. En donde es evidente que hay una incomodidad en algunos grupos sociales que expresan la inconformidad de las formas de manifestación del gremio unido de feministas que han tomado las calles y que en ocasiones “las expresiones no son correctas, o son violentas” y que les hacen recriminar estas formas de hacer valer las voces silenciadas por años, décadas, y siglos. Grupos que además exigen que las cosas vuelvan a su cauce a través del cumplimiento de las obligaciones propias del género femenino como lo es cuidar a otros, y trabajar duro y en silencio sin solicitar el cumplimiento de los derechos humanos, de las mujeres y de la infancia para el goce de una vida libre de violencia. Exigen que se vuelva a la época en la que no se habla de derechos sexuales y reproductivos, en donde no se castigue la falta de paternidad y ni se mencione el exceso de maternidad.  
La falta de solidaridad de unos y otros, la falta de sororidad de unas para otras son síntomas de una sociedad altamente colonizada por el sistema patriarcal que no hace más que violentar la vida de las mujeres y de las infancias que están en el margen, y a quienes le siguen de cerca otros grupos en situación de discriminación como los grupos de indígenas, migrantes y gente de la tercera edad. Aquí la evocación que deja la lectura del texto senti-pensar el género es hacia la construcción de nuevas formas de ver la realidad que aqueja en general, es a soltar la opresión, a dejar de imitarla porque esa forma de ser, ver, sentir, y expresar mata.
El ejemplo es claro, hay gente que está interpretando su propia realidad y ello devela injusticias ante las diferencias de cuerpo, clase, género o identidad sexual. Lo cual provoca una reivindicación del cuerpo ante los derechos a una vida digna, esto a través del desarrollo de nuevas habilidades para la vida y para la defensa de ésta. Construir las explicaciones propias es dejar la colonización atrás y, aun así, las secuelas de eso tardaran generaciones en sanar. Esta es una sociedad enferma de poder y dolor. Un binomio infame que hoy hace que algunas mujeres estén en el enclaustro para simular la vida sin ellas, un simulacro saboteado por la ignorancia de unas y la opresión aceptada discursivamente de otras. Pero que busca una mayor representación social, una red nueva de acciones en favor de la vida para todas, incluidas las que aún no ven la injusticia, o que sienten que el número de asesinadas todavía es bajo, son solo el 1% de la población.
Finalmente cabe destacar que, la opresión genera ganas de ser opresoras a las oprimidas. La colonización es el nombre de este fenómeno social. Y sentí-pensar el género tiene las evidencias de unas cuantas historias decolonizadas. También tiene otra evidencia, en el texto se recupera el dato de que la descolonización “es una necesidad política que ha estado en la agenda de lucha mucho antes que Walter Mignolo[1]” para los pueblos indígenas de Guatemala y del continente latinoamericano, lo cual resulta en una prueba más que el patriarcado marca las pautas incluso de las discusiones de quienes son minoría, viven el margen y son netamente desfavorecidas en el ejercicio cooptado de los derechos a la vida libre de violencia.    

Referencias
Méndez Torres, G., López Intzín, J., Marcos, S., y Osorio Hernández, C. (Coord.). (2013). Senti-Pensar el género: perspectivas desde los pueblos originarios. México: Red Interdisciplinaria de Investigadores de los Pueblos Indios de México, Asociación Civil (Red-IINPIM, A.C.), y Red de Feminismos Descoloniales.
Mignolo, W. (2015). Sentir y pensar la decolonialidad (antología, 1999-2014). México: Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.


[1] Semiólogo argentino, estudioso de los temas de coloniales. Hombre, blanco. Catedrático en las universidades de los Estados Unidos.

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